Le aseguras a tu pareja que todo va bien, cruzas los brazos sobre el pecho y evitas su mirada, preguntándote por qué no cree tus palabras.
Esta discrepancia entre las señales verbales y no verbales crea una sensación de peligro en el interlocutor, aunque no pueda explicarlo racionalmente, informa el corresponsal de .
Los neuropsicólogos explican que nuestro cerebro lee las señales no verbales mucho más rápido y a un nivel más profundo que las palabras. Cuando hay disonancia entre el contenido del habla y el lenguaje corporal, confiamos instintivamente en este último porque está menos sujeto al control consciente.
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Los expertos en comunicación señalan que son este tipo de microdisonancias las que a menudo se convierten en la causa de tensiones inexplicables en una pareja, cuando formalmente todo va bien, pero el ambiente está envenenado por la desconfianza.
Trabajar la adecuación de los mensajes verbales y no verbales requiere una mayor conciencia. Intenta prestar atención a tu postura, gestos y tono de voz en conversaciones emocionalmente significativas.
A veces vale la pena decir sin rodeos: «Me doy cuenta de que parezco cerrado, pero no es por ti, es que estoy cansado y…». necesito tiempo para recargarme«. Esta metacomunicación (hablar de una forma de comunicarse) ayuda a aliviar la tensión y a construir un diálogo más honesto.
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