Las verduras cortadas siguen evaporando la humedad a través de las hojas, por lo que pierden turgencia rápidamente y se marchitan.
Colocadas en agua, como un ramo en un jarrón, reponen el líquido perdido a través de los tallos, conservando su suculencia y potencial de sabor, informa .
Esto es especialmente importante en el caso de la albahaca, el cilantro y el perejil, con sus delicadas hojas: en la nevera, sin humedad, se convierten en herbarios en un par de días.
Un agricultor de un mercado de Niza siempre aconsejaba a sus clientes que pusieran un manojo de rúcula en un vaso de agua como si fueran flores. Sus verduras se mantenían frescas durante una semana, mientras que las embolsadas perdían su aspecto al segundo día.
Para obtener mejores resultados, conviene cubrir las verduras con una bolsa de plástico por encima, ya que así se crea una cámara húmeda y se evita la evaporación de la superficie de las hojas.
Prueba a poner las verduras compradas en un tarro con agua en el estante de la nevera. Notarás que no sólo se mantienen frescas, sino también sabrosas y crujientes, como recién salidas de la cama.
A veces las soluciones más sencillas son las más eficaces.
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